El día que tú no ardas de amor, muchos morirán de frío.

viernes, 25 de abril de 2014

Penélope

Dicen que provoco compasión,                                    
que semejo un cataclismo de carne
con los párpados velados de desaliento.
Dicen que me he convertido en ruina
sentada entre las ruinas de tu amor,
esperando tu regreso.

Si Penélope persistió,
tejiendo y destejiendo una mentira
y custodiando su fe en Ulises,
también puedo yo esperar miles de años,
tejiendo y destejiendo un empeño
colmado de redes y palabras.

Redes para alcanzarte,
a ti, perdido en un agitado océano
de desengaño e incertidumbres.
Palabras para salvarme,
a mi, del estupor de tu brutal partida,
con fantasiosas odiseas de finales felices.

Dicen que no hay esperanza,
que tú, mi caprichoso dios, no has existido,
que apenas has respirado en mis cuentos.
Dicen de mí que evoco el perfil
de una diosa, firme entre la devastación,
con el cuerpo de piedra y mirada de hielo.

Lo dicen, ¿sabes? porque me mantengo
inalterable ante la hoguera
que me abrasa de los pies al pelo.
Lo dicen porque puedo amar aún,
mientras contemplo como mi corazón,
inerte, se desvanece entre las manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario