El día que tú no ardas de amor, muchos morirán de frío.

miércoles, 23 de abril de 2014

Oración

Señor, me gustaría estar segura de tu existencia, porque no lo estoy a pesar de tener la infinita esperanza de que exista alguien que me escuche, me entienda y haga realidad mis deseos. No, no me digas que soy yo misma, no me digas que yo pu...edo porque a veces estoy muy cansada y, aunque tengo toda la esperanza, no poseo la certeza de nada.

Señor, si estuviese segura de tu existencia, te pediría que me librases del grave error de creer saber lo que es mejor para los demás, de pensar equivocadamente que lo bueno para mi es bueno para todos, te pediría que me librases de la confusión de atiborrar de pan al que solo tiene sed para que mi vanidoso corazón se sienta un poco más importante que el de mis vecinos. Señor, déjame simplemente con la frívola vanidad de poseer las piernas más lindas del barrio, con eso me basta, me conformo con alegrar la vista de los que quieren mirar, mejorar la vida de los demás, cambiarlos a mi imagen y semejanza no se hizo para mí, yo no soy tú, señor, ni siquiera soy mi madre que ¿es perfecta o es perfectamente ella?, no lo sé, solo soy una mujer confusa que enreda los anhelos de la mente con los del corazón o, dicho vulgarmente, que confunde la gimnasia con el magnesio.

Señor, si la mayoría de las veces no sé ni que traje ponerme para esa importante cita de trabajo, si en los restaurantes acabo con la paciencia del camarero mientras decido si pido carne o pescado, si tengo que leer mi horóscopo por las mañanas para saber si el amor vendrá a mí, en lugar de, una vez por todas, ir a su encuentro, cogerlo por las orejas y mirarlo a la cara aunque sea feo, si pierdo el culo intentando ayudar a otros a construirse un futuro cuando no sé ni algo tan simple como donde demonios puse las llaves de mi casa, ¿cómo puede saber alguien tan torpe cuales son las necesidades de los otros? , ¿cómo voy a indicar a nadie el camino por donde pasa la felicidad si no se de que color tiene los ojos ni a que huele?, ¿cómo seguir el rastro de nada así? .

Así que, Señor, si creyese en ti, te pediría que me librases de la falsa caridad que solo es una hipócrita limpieza de conciencia, ya sabes, esa que nace de un catecismo, sale por la boca y jamás llega al corazón, señor, señor, líbrame de la caridad con los guantes puestos y déjame ensuciarme y qué no me importe estar sucia.

Ya sabemos que después de muchos días oscuros, vendrá uno sereno, Señor, si estuviese segura de tu existencia te pediría que me enseñes a distinguir los colores de la tormenta. Y ya que sospecho que somos como plantas, que nacen, se reproducen y mueren, de tu jardín, hazme el divino favor de no convertirme en un presuntuoso cactus pensante, déjame ser la sencilla flor que sólo perfuma y da color en la grieta de una acera gris.

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