Estoy pensando cómo definir el amor, eso que
llamamos amor y ya me sale humo de la cabeza, es tremendo. Parecía
asunto baladí, pero no lo es y además voy a perder una batida en duelo
filosófico- amoroso con un ¿amigo?
Me
temo que a veces confundimos el amor con otros sentimientos o
emociones, yo no tiro la primera piedra, evidentemente. Ese amor, el de
las hermosísimas y mentirosas canciones de amor, viene a ser algo tan
variable como la felicidad, un estado de ánimo que va y viene, como una
ola, la de la canción precisamente...
El amor. ¿No es el amor
cuando sientes como si te hubiesen metido una caja de vitaminas
directamente en vena?, ¿cuándo sabes que se te ha puesto cara de
imbécil y no te importa? , ¿cuándo la naturaleza se llena de brillantes
colores y todo el mundo es bueno?, ¿cuándo perdonas las mentiras aun
sabiendo que son mentiras?, ¿no es el amor cuando te sientes inmortal,
bellísimo y como si te acabasen de quitar toda la grasa en una
liposucción y todas las arrugas con un lifting? . Me dirán que no, que
eso es enamoramiento, pasión o tontería, que el verdadero amor es más
profundo y universal, que da todo y no espera nada.
Entonces
¿qué es el amor en realidad?, ¿poner la otra mejilla?, ¿querer igual a
tu perro que a tu novio?, ¿amar a todos los bichos vivientes aunque te
hagan la vida imposible? ¿amar aunque no te amen?
De verdad
que no lo tengo claro, pero sé que me sobrecojo cuando se acerca ese
punto del amor en el que un te quiero oculta un “te quiero para mí”, un
te necesito se convierte en “te necesito para que seas o hagas algo para
mí”, un te deseo es un “te deseo si eres como deseo” y un te amo... un
te amo no significa nada en realidad, o como canta Andrés Calamaro, “ a
menudo los labios más urgentes no tienen prisa dos besos después”. Amar
no debería ser sufrir, pero invariablemente lo es. Sufres si tienes el
amor por miedo a perderlo y sufres por tenerlo si no lo tienes.
Pero tenemos amor ¿verdad? , el de los contados amigos, el de los
familiares bien avenidos, el de los hijos y poco más. Ese amor puro,
sacrificado a veces y cómplice casi siempre. Ese amor, a veces divertido
y a veces triste, pero constantemente presente. Ese amor que no se
enreda con el deseo, porque sospecho que ahí está la diferencia, cuando
el deseo juega con el amor, la hemos liado... y entonces lloramos a
lágrima viva cantando a Sabina, “porque el amor cuando no muere, mata,
porque amores que matan nunca mueren”.
Y así vamos, buscando
ese olor de amor que nos huela a tierra y a gloria, esa piel que nos
quite el hambre de otras pieles para siempre, esos brazos donde
dormirnos tranquilos por toda la eternidad... ¿existe eso acaso? No sé
si existe, pero sin la esperanza de él, la vida es menos vida, un simple
túnel frío y oscuro que conduce a ninguna parte.
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