Un día, un alguien bienintencionado, sin duda, me mandó un mensaje de esos
"positivistas" que decía 'La vida no es un restaurante; si quieres un
buen día, sírvetelo tú mismo'.
La frasecita de marras se me ha quedado grabada, porque a
veces no puede ser y lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible, y
por más positivo que te pongas, hay circunstancias y emociones que hacen que
"servirte un buen día” sea tarea vana. Hay momentos en el que te sientes
como si hablases "el lenguaje de los peces" en un lugar seco, de
tierra árida, por el que camina gente de
pesadas botas y corazones duros.
En momentos así, en el que no puedes "servirte tú mismo
un buen día", sólo puedes servirte un buen café, escuchar una buena
canción, reírte con la risa de algún amigo loco, acompañarte de un buen libro,
contemplar un bello paisaje, bailar... y esperar que mañana sea otro día, ese
día.
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