Desaprender lo que aprendes mientras te salen
los dientes y desengancharte de las falacias mamadas en la teta de la
vida, no es fácil. Lleva largo tiempo y duele, pero el cuerpo, al final,
lo asimila y sigue su crecimiento cuesta abajo. Descubrir que la sangre
no es más espesa que el agua, duele más tiempo y no te acostumbras
jamás, eso creo.
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