El día que tú no ardas de amor, muchos morirán de frío.

sábado, 3 de mayo de 2014

Madres, hijas, mujeres






 Hoy debería regalar y recibir flores y bombones, pero nosotros, la mía,  somos una familia “original” y además estamos todos separados por muchos kilómetros de carreteras y algunos desencuentros. Así que estas son mi flor y mi bombón para mi madre y mi hija. En realidad, para todas las mujeres que no usan la maternidad como un salvavidas ni una excusa para justificar los resultados de las decisiones de su vida. Para todas las mujeres que saben que el amor por los hijos no nace al plantar una semilla, sino que crece cada día al ayudar a alimentar la planta nacida de esa semilla. A veces no pasa, no hay más que ver que existen las madres “terribles”. La maternidad no es un cuento de hadas con final feliz garantizado; es una elección y el modo más desinteresado de dar amor a unas personas que, no te equivoques, no te pertenecen.

Por eso, hoy te quiero decir que antes que madre fuiste persona, hija y mujer, y tuviste que satisfacer las exigencias de otros. Antes de poder enseñar a nadie, tuviste que aprender a ser tú misma y eso no resulta fácil, a nadie le resulta fácil, no te culpes ni me culpes. Lo intentaste, lo sé. Muchas veces erraste y otras muchas, acertaste. Lo sé también. Más tarde he recorrido el mismo camino de tener que crecer y dominar los propios miedos, sueños y deseos, mientras enseñas a crecer a otros que han nacido de tu cuerpo, pero no son tú ni son tuyos.

Miro esta vieja foto con mi madre… y veo nuestras miradas soñadoras tan parecidas, pero enfocadas en direcciones diferentes y me siento, como siempre, sola. Tú eres una mujer, yo soy otra mujer y mi hija es otra mujer, y estar unidas por la sangre no es más que una casualidad de la existencia que no nos salva del desamparo ni de los embates de la vida, pero ayuda… ayuda saber que estáis ahí.

Esto es para mi madre y mi hija que, a pesar de ser mujeres diferentes que recorremos distintos caminos, saben que las quiero y las necesito. Y que todos y cada uno de los días de mi vida, pienso en ellas y agradezco la suerte de haberlas conocido.   

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